domingo, 21 de febrero de 2010



De nuevo el aleteo negro
De nuevo la palabra maldita
Ayer negaba la posibilidad
Hoy sacude la certeza
Quiero mis ojos secos
Aunque me queme la pena
Ahora es tiempo de lucha
Las lagrimas, para cuando venza

martes, 9 de febrero de 2010

Retazos de recuerdos(Reedicción)



Con mimo traslado alguna de las entradas del anterior domicilio.Esta en concreto tiene para mí especial significado.




Valencia en Agosto, año cincuenta y siete aún no he cumplido siete años
.Cabeceo adormilada, el tranvía que nos trae de la playa rechina al frenar. Mamá me toca en el brazo.

-Hemos llegado- dice. Son casi las tres y hace calor.


La casa de comidas donde vamos en vacaciones se encuentra cerca de la parada. Como siempre está llena, su clientela la componen trabajadores de todo tipo. Nos miran con curiosidad al entrar; parecemos carabineros recién cocidos.
Paco, el dueño, limpia uno de los veladores de mármol blanco que acaba de quedar libre, nos hace una seña, podemos sentarnos.

Tengo hambre, no paré en toda la mañana de zambullirme, mis intentos por mantenerme a flote son solo eso, intentos, lo único que hago es tragar agua salada. Papá se esfuerza por enseñarme a nadar, pero creo que tendré que aprender sola, a él le falta paciencia y me pone nerviosa.

Con su sonrisa habitual, Paco se limpia el rostro sudoroso con un pañuelo mientras canta lo que hay de comer. Aunque lo sabemos de memoria me gusta el soniquete de su voz entonando el menú, es un ritual diario que forma parte también de las vacaciones.

Los platos humean sobre nuestra mesa…,el pan está calentito y…..
Un sonido diferente se alza de pronto entre las voces. ¡Música ,música de violín!. Sentada de espaldas a la puerta no veo quien toca .La melodía cada vez suena más cerca, su autor se ha parado justo a nuestro lado, le miro con curiosidad.

Es un hombre mayor o eso me pareció en aquel momento, delgado muy delgado, sus ojos oscuros me parecen demasiado tristes y como perdidos, sin fijarse en nada concreto, de cuando en cuando los cierra pero no de cansancio, o eso creo. Viste todo de negro, con chaqueta de manga larga, a pesar del calor él no parece notarlo.
La melodía se ha impuesto en el local por encima de las voces. El arco se desliza sobre las cuerdas creando sentimiento.
Miro a mi padre y vuelvo a mirar al violinista .Un nudo se forma en mi garganta, quiero contener las lagrimas pero no puedo, tapándome la cara me hecho a llorar. Mis padres alarmados me preguntan qué me pasa yo intento explicarme entre hipos.
-Ese señor se parece a ti cuando seas viejo.., !no quiero que toces el violín pidiendo..., y solo!
-Pero hija, si yo no sé tocar el violín!.
Esa es la respuesta entre risas de papá.
El músico se acerca a nosotros, ha escuchado lo que hablámos y me acaricia la cabeza mientras sonrie. Papa saca algo del bolsillo y se lo da diciendo.
-Esta cría…

Lo que entonces no imaginaba es que intuí de alguna manera el aspecto de mi padre en su último año. No, el no sabía tocar el violín, tampoco sus ojos eran oscuros, pero tuvieron ese halo de tristeza por la enfermedad .
Al final…, sí se pareció al violinista de aquel verano de mi niñez, aunque nunca estuvo solo.
isa

jueves, 4 de febrero de 2010

El reencuentro




Besos que se fueron un día errantes
Buscan de nuevo la frente donde posarse

No importa si a su vuelta
Aquel cabello negro de antes
Blanco se encuentra.

Hijos pródigos llorosos que
Vuelven arrepentidos
Buscando amparo y consuelo
A su proceder altivo

Y esa herida sangrante
Del abandono inconsciente
Está cerrada de nuevo
Por el amor de la frente


Este pequeño poema se lo dedico a mi amiguca Gó.
Es un comentario que dejé en una de sus entradas
Lo modifiqué un poco y ha quedado tal cual.
isa